Hace un par de semanas escribí el artículo: VIRÚ-TRUJILLO, UN VIAJE DE ALTO RIESGO, y en forma tangencial hice alusión a la existencia de los rompemuelles en la ciudad de Trujillo, porque se han convertido en un verdadero problema para la circulación fluida de vehículos en una ciudad que ya soporta un tránsito desmesurado. Tampoco sirven para evitar accidentes, pues muy frecuentemente, se han reportado tales hechos con muertes lamentables. Hace algunos años tuve la curiosidad de preguntar cómo se gestaba la construcción de un rompe muelles, y sobre todo, cuál era el costo de uno de éstos obstáculos vehiculares que no existen en ninguna de las grandes ciudades del mundo. No tuve una respuesta satisfactoria, más aún si se la hice al director municipal de aquella época, que debería estar al tanto de todo. Más o menos nos dio a entender que la misma población los solicitaba y que eran muy útiles para controlar la velocidad y los accidentes de tránsito, pero sobre el coste absolutamente nada, lo que me hizo suponer que eran muy caros.
En la ciudad, encuentra usted rompemuelles de todo tamaño y altura, unos los construyen planos, cilíndricos, cuadrados etc. En cuanto a la ubicación, pueden estar localizados en una bocacalle, a media calle, en las avenidas, etc.
La existencia de rompemuelles en una ciudad como Trujillo que ha sido considerada como una futura metrópoli, dado su gran crecimiento poblacional y urbano, resulta tremendamente contradictorio, pues las megaciudades en el mundo utilizan, señalización, radares que controlan la velocidad, semaforización tanto para vehículos como para peatones. El que no respeta las normas de tránsito simple y llanamente va preso y se le quita la licencia de conducir.
Por otro lado, creo que las municipalidades deben invertir en Educación vial, sobre en la preparatoria. Debemos desarrollarnos con el criterio que a los niños se les educa y a los viejos se les castiga para que aprendan a respetar las normas.
Con los rompemuelles, nos estamos pareciendo más a una aldea que a una gran metrópoli.
¡Ya es hora de ver el gran cambio que Trujillo necesita! .
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