Cuando Howard Gardner, psicólogo norteamericano, autor de la teoría de las Inteligencias Múltiples, sostuvo que existen 9 inteligencias, me parece que se olvidó de una muy importante, La Inteligencia Política.
Según Gardner, la inteligencia implica algo más que ser un buen estudiante o un buen profesional, también comprende, entre otras cosas, la capacidad del ser humano para encontrar la felicidad, tratando de resolver adecuadamente los diferentes problemas que se le presentan en la vida. Debe ser capaz de resolver problemas matemáticos, aprender idiomas, saber orientarse en el espacio, aprender a conducir un vehículo, ser un amoroso padre de familia o a conmoverse con la desgracia ajena. El ser humano ha demostrado que puede ser un sabio en las letras o en las ciencias, pero, también, un incapaz en el lado afectivo.
Según Gardner todos los seres humanos nacemos con un potencial de las 9 inteligencias, las cuales pueden mejorarse con un entrenamiento cotidiano. Con la inteligencia no solamente se nace, sino que también se hace a punto de Constancia y entrenamiento. Existe por lo tanto una Gimnasia Mental para tratar de ser buenos en la mayoría de las inteligencias.
De acuerdo a todas éstas consideraciones, debemos pensar, por lo tanto, que existe una inteligencia política. Si existe una inteligencia numérica, lingüística, emocional, física, espacial, musical, creativa, intuitiva y naturalista, podemos deducir que existe una inteligencia política innata en el ser humano. Ésta inteligencia sería la que nos da la capacidad para elegir bien a nuestros gobernantes y a éstos la sabiduría para sacar a su pueblo del subdesarrollo mediante medidas socio-económicas oportunas y justas. Creo que la inteligencia política, entonces se aplica tanto para los gobernantes como para el pueblo. El pueblo debe saber elegir y si no sabe,debe aprender en base a criterios simples, como la hoja de vida, el grado de prestigio profesional y social, el grado de honestidad demostrada con actos cotidianos, etc. En cuanto a los gobernantes , éstos deben ser capaces de implementar medidas que no vayan contra la corriente y que perjudiquen la economía del pueblo. En nuestro país se han cometido una serie de errores en el pasado, por ambos lados.
Los gobernantes no han implementado buenas políticas, han preferido la redistribución antes que la creación de la riqueza para beneficiar a los pobres. No se castiga la corrupción, que es la principal enemiga de la Democracia, con penas severas, etc. Así mismo los gobernados casi siempre hemos estado eligiendo mal. Ya es tiempo, pues de aprender a ser buenos políticos.
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