domingo, 23 de junio de 2013

HAY QUE CREAR LA RIQUEZA PARA LOS POBRES

El Perú es un país subdesarrollado del tercer mundo con un alto índice de pobreza y desocupación, sobre todo en las zonas rurales y urbano-marginales. Por otro lado, los servicios básicos fundamentales para una vida decorosa, sólo llega al 30 % de la población. Todos los gobiernos, ya sean dictatoriales o democráticos, han utilizado políticas de corto plazo y coyunturales. Hasta la fecha no vemos el largo plazo y existe una tendencia hacia el populismo que consiste en regalar y redistribuir, antes que crear la riqueza para darles a los más pobres. En la actualidad mucho se habla de la inclusión social, inclusive se ha creado un ministerio y el presupuesto ha aumentado para este tipo de políticas hasta en un 100% ( de 5 mil a 10 mil millones ). Mientras sigamos con esta política, nunca vamos a comenzar a conducirnos por el camino que nos lleve al desarrollo total. Quitarle a los ricos o nacionalizar las grandes empresas, para darle a los pobres, eso ya está demostrado que no funciona. Por eso, me han gustado mucho las palabras de la actual ministra, en el sentido que éstos programas de ayuda deben ser temporales y a medida que las familias tengan acceso a un trabajo permanente en alguna actividad productiva, éstas deben ir saliendo de dichos programas. Pero, en qué medida esta forma de pensar será puesta en práctica por el gobierno de turno. La historia nos dice todo lo contrario, sino hagamos un recuento de todos los programas temporales creados en nuestro país. Comenzamos por el famoso VASO DE LECHE  creado por Barrantes Lingan, para Lima; este programa alimentario no ha solucionado el problema de la desnutrición, y en lugar de disminuir el número de usuarios, estos han aumentado a pesar que el índice de la pobreza disminuye. Por otro lado, está totalmente demostrado que de cada 100 soles, sólo llega al usuario 20 soles y el resto se pierde en burocracia y corrupción. Se han implementado una serie de programas de este tipo por todos los gobiernos, que no han servido para lograr un desarrollo sostenible, por eso ya es tiempo de cambiar y los gobiernos deben buscar más la inversión privada nacional o extranjera para crear empresas productivas en todos los campos. Para lograrlo, no necesitamos cambiar la Constitución o volver al sistema bicameral (los únicos que están de acuerdo son los políticos que actualmente están desocupados y quieren nuevamente la teta del Estado). Lo más importante, es comenzar a dar señales de que somos un país con estabilidad jurídica y política y comenzar a castigar a la corrupción venga de donde venga. No debemos olvidar que el enemigo número uno de la Democracia es la Corrupción.

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